lunes, 30 de enero de 2017

El amigo argentino: Voluntarios argentinos combaten incendios en Chile

Los bomberos argentinos son más del 22% de los voluntarios extranjeros que acuden a socorrer a Chile ante estos incendios, su peor desastre forestal.

de Telam

Voluntarios argentinos para combatir incendios en Chile

Con 135 focos de incendios activos, Chile recibe a más de 500 bomberos de todo el mundo -111 de Argentina- para ayudar a combatir el peor desastre forestal de su historia.

Con 135 focos de incendios activos, más de la mitad de ellos todavía sin control, Chile espera la llegada de más de 500 bomberos de todo el mundo -111 de Argentina- para ayudar a combatir lo que se considera el peor desastre forestal de su historia, que ya suma al menos once muertos.
Según el último informe de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), todavía permanecen activos 135 focos. De ellos, 75 seguían siendo combatidos y 58 estaban controlados. Sólo seis fueron extinguidos.
En apenas seis horas, entre un informe y otro de la Conaf, 16 nuevos focos se habían abierto y 22.000 hectáreas fueron cubiertas por el fuego.
Alrededor de 500 brigadistas de una decena de países llegarán a Chile en los próximos días para ayudar a combatir el fuego que se expande por siete regiones. Hoy arribaron los primeros 35 argentinos junto con 58 mexicanos.
En total, Argentina enviará 111 brigadistas a través de la comisión de Cascos Blancos, que depende de Cancillería.
Colombia, Portugal, Francia, Perú, Brasil y España también integran esta brigada internacional, mientras que Rusia aporta un avión cisterna con capacidad para lanzar 42 toneladas de agua.
Durante una rueda de prensa, la presidenta Michelle Bachelet aseguró que con esta ayuda esperan poder “duplicar la capacidad de extinción del combate del incendio” la semana próxima.
“Estamos muy agradecidos por el gran apoyo internacional que hemos recibido”, aseguró Aarón Cavieres, director ejecutivo de Conaf.
Unas 387 mil hectáreas fueron afectadas por los incendios que comenzaron el pasado 15 de enero. El jueves, el fuego recobró fuerza y devoró la localidad rural de Santa Olga, en la región del Maule, donde 4 mil personas tuvieron que ser evacuadas. Ubicada a 280 kilómetros al sur de Santiago, el pueblo perdió más un millar de casas que quedaron calcinadas.
En diálogo con Télam, una mujer del cuerpo de Bomberos de Llico, en la zona de Vichuquén, también en el Maule, relató la situación que se está viviendo: “Está súpercomplicada, tenemos el fuego llegando al pueblo, con focos que se activan de un lugar a otro porque se van prendiendo sectores del bosque, por la orilla del cerro”, reportó.
También relató: “las casas que hay alrededor del bosque se están evacuando, y los bomberos ayudan a resguardarlas, porque al bosque no pueden entrar. Vinieron de otras regiones en apoyo y entraron aviones de Conaf, pero no dan abasto”.
El gobierno distribuye agua potable y “el pueblo de Llico está cocinando para militares y voluntarios, con alimentos que donan particulares que cooperan y salen a repartir” las viandas.
En esta localidad, cercana al mar, se registran temperaturas mayores a 37 grados. Las altas temperaturas y los vientos de la región son los principales problemas con que se encuentran los bomberos para poder apagar los incendios.
En medio del combate contra el fuego, la presidenta anunció que el gobierno comenzará a entregar a los damnificados bonos para compras y subsidios para la reparación o construcción de viviendas.
Las autoridades de Chile continúan investigando las razones que causaron los incendios, aunque por el momento la teoría más firme es que fueron provocados.
De todos modos, el fiscal nacional, Jorge Abott, señaló que hasta ahora “sigue siendo un supuesto”.
En las últimas horas, cuatro personas que circulaban en un automóvil fueron detenidas cuando se les incautó una importante cantidad de material “acelerante”. Según informaron voceros de los Carabineros, los acusados reconocieron que se dirigían a quemar pastizales.
“De comprobarse responsabilidades en los hechos por parte de los imputados, corren el riesgo de tener una pena máxima de veinte años, por lo cual es un tema bien delicado”, sostuvo el fiscal Abott.
La mayor cantidad de detenidos se concentra entre la región de Valparaíso y la del Bío Bío.
La primera detención ocurrió el día 1 de diciembre en la región de O’Higgins, y hasta la fecha acumula seis personas investigadas por estos hechos; la sigue la región de Valparaíso, con cuatro detenciones; el Maule, Bío Bío y la región Metropolitana con tres cada una, una en la región de los Lagos y otra más en Coquimbo.
Fuente: Agencia Télam

lunes, 16 de enero de 2017

Abriendo el diálogo: Carta del Papa Francisco al periodista Eugenio Scalfari




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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL PERIODISTA ITALIANO EUGENIO SCALFARI
DEL PERIÓDICO «LA REPUBBLICA»

Vaticano, 4 de septiembre ce 2013

Estimado Dr. Scalfari:
Con viva cordialidad, y aunque sólo sea en grandes líneas, me gustaría intentar responder con la presente a la carta que, desde las páginas de “La Repubblica”, tuvo a bien dirigirme el 7 de julio con una serie de reflexiones personales, que amplió posteriormente, el día 7 de agosto, en las páginas de ese mismo diario.
Antes que nada, le agradezco la atención con que ha leído la Encíclica “Lumen fidei”. De hecho, en la intención de mi amado Predecesor, Benedicto XVI, que la concibió y en gran medida la redactó, y del que yo la heredé con gratitud, está pensada no sólo para confirmar en la fe en Jesucristo a los que ya se confiesan creyentes, sino también para suscitar un diálogo sincero y riguroso con quien, como usted, se define “un no creyente, interesado y fascinado por la predicación de Jesús de Nazaret desde hace muchos años”.
Por tanto, me parece, sin duda, positivo, no sólo para nosotros individualmente, sino también para la sociedad en que vivimos, detenernos a dialogar sobre un fenómeno tan importante como la fe, que se basa en la predicación y en la figura de Jesús.
Creo que hay, concretamente, dos circunstancias que hacen que hoy sea obligado y valioso este diálogo. Además, como es sabido, es uno de los objetivos del Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII, y del ministerio de los Papas posteriores que, cada uno con su sensibilidad y con su contribución, han seguido el camino trazado por el Concilio.
La primera circunstancia –como indican las páginas iniciales de la Encíclica– deriva del hecho de que, durante los siglos de la época moderna, hemos asistido a una paradoja: la fe cristiana, cuya novedad e incidencia en la vida de los hombres, desde el principio, se había expresado con el símbolo de la luz, a menudo ha sido descalificada como la oscuridad de la superstición que se opone a la luz de la razón. Y así se ha vuelto imposible la comunicación entre la Iglesia y la cultura de inspiración cristiana, por una parte, y la cultura moderna de signo iluminista, por otra. Ha llegado ahora el momento, y el Vaticano II inauguró precisamente esta nueva etapa, de entablar un diálogo abierto y sin prejuicios, que haga posible de nuevo un encuentro serio y fecundo.
La segunda circunstancia deriva del hecho de que este diálogo, para quien intenta ser fiel al don de seguir a Jesús a la luz de la fe, no es algo accesorio y secundario en la existencia del creyente, sino una expresión íntima e indispensable. Permítame que cite, a este respecto, una afirmación de la Encíclica, a mi entender, muy importante: como la verdad que testimonia la fe es la verdad del amor, “se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos” (n. 34). Éste es el espíritu que anima las palabras que le escribo.
La fe, para mí, nació del encuentro con Jesús. Un encuentro personal, que tocó mi corazón y dio una nueva dirección y un nuevo sentido a mi existencia. Pero, al mismo tiempo, un encuentro que ha sido posible gracias a la comunidad de fe en la que he vivido y por la cual pude llegar a comprender la Sagrada Escritura, tuve acceso a la vida nueva que brota a borbotones de Jesús a través de los Sacramentos, a la fraternidad con todos y al servicio de los pobres, verdadera imagen del Señor. Créame: sin la Iglesia no hubiera podido encontrar a Jesús, si bien soy consciente de que este inmenso don que es la fe lo guardan las frágiles vasijas de barro de nuestra humanidad.
A partir de aquí, desde esta experiencia personal de fe vivida en la Iglesia, escucho con agrado sus preguntas y busco, junto a usted, senderos por los cuales podamos comenzar a recorrer juntos parte del camino.
Perdóneme si no sigo uno tras otro los razonamientos que usted expuso en el editorial del 7 de julio. Me parece más práctico –o al menos va más con mi estilo– ir en cierto modo al fondo de sus consideraciones. No me detengo tampoco en la dinámica de la estructura de la Encíclica, en la que usted echa de menos una sección dedicada específicamente a la experiencia histórica de Jesús de Nazaret.
Simplemente señalo, para comenzar, que un estudio de ese tipo no es secundario. Se trata, de hecho, siguiendo, por otra parte, la lógica que guía el desarrollo de la Encíclica, de prestar atención al significado de lo que Jesús dijo e hizo y así, en definitiva, a lo que Jesús ha sido y es para nosotros. Las Cartas de San Pablo y el Evangelio de Juan, frecuentemente citados en la Encíclica, están construidos, en realidad, sobre el sólido fundamento del ministerio mesiánico de Jesús de Nazaret, que llegó a su punto culminante en la pascua de muerte y resurrección.
Por tanto, es necesario confrontarse con Jesús, con lo concreto y desabrido de su vida –diría yo–, tal como la cuenta, sobre todo, el más antiguo de los Evangelios, el de Marcos. En ella se ve cómo el “escándalo” que provocan las palabras y los hechos de Jesús a su alrededor se debe a su extraordinaria “autoridad”: una palabra, ésta, utilizada ya por el Evangelio de Marcos, pero que no es fácil de traducir. La palabra griega es “exousía”, que literalmente quiere decir lo que “proviene del ser” que cada uno es. No se trata de algo exterior o forzado, sino más bien de algo que sale de dentro y que se impone por sí mismo. Jesús, en efecto, llama la atención, sorprende, aporta novedad –él mismo lo dice– desde su relación con Dios, al que llama familiarmente Abbá, que es quien le da esta “autoridad” para que la use en favor de los hombres.
Así, Jesús predica “como quien tiene autoridad”, cura, llama a los discípulos al seguimiento, perdona… cosas, todas ellas, que en el Antiguo Testamento son propias de Dios y sólo de Dios. La pregunta que más se repite en el Evangelio de Marcos: “¿Quién es éste que…?”, y que se refiere a la identidad de Jesús, nace de la constatación de una autoridad diferente a la del mundo, una autoridad que no pretende imponerse sobre los demás, sino servirlos, darles libertad y plenitud de vida. Y esto hasta el punto de poner en juego la propia vida, hasta experimentar la incomprensión, la traición, el rechazo, hasta ser condenado a muerte, hasta caer en el estado de abandono en la cruz. Sin embargo, Jesús permanece fiel a Dios, hasta el final.
Y paradójicamente, precisamente entonces –como exclama el centurión romano a los pies de la cruz, en el Evangelio de Marcos–, Jesús se manifiesta como el Hijo de Dios, Hijo de un Dios que es amor y que quiere, con todo su ser, que el hombre, todo hombre, se descubra y viva como verdadero hijo suyo. Esto, para la fe cristiana, lo ratifica el hecho de que Jesús ha resucitado: no para salir vencedor sobre quien lo había rechazado, sino para confirmar que el amor de Dios es más fuerte que la muerte, que el perdón de Dios es más fuerte que cualquier pecado, y que vale la pena gastar la propia vida, hasta el final, para dar testimonio de este inmenso don.
La fe cristiana cree esto: que Jesús es el Hijo de Dios, que ha venido a dar su vida para abrirnos a todos el camino del amor. Por eso, tiene razón, estimado Dr. Scalfari, cuando ve en la encarnación del Hijo de Dios el eje de la fe cristiana. Ya Tertuliano escribió “caro cardo salutis”, la carne (de Cristo) es el eje de la salvación. Porque la encarnación, es decir, el hecho de que el Hijo de Dios haya venido en nuestra carne y haya compartido nuestras alegrías y nuestras penas, nuestros logros y nuestros fracasos, hasta el grito de la cruz, viviendo todo desde el amor y la fidelidad al Abbá, da testimonio del increíble amor que Dios tiene por cada hombre, del valor inestimable que le concede. Por eso, cada uno de nosotros está llamado a hacer suya la mirada y la opción de amor de Jesús, a entrar en su forma de ser, de pensar y de obrar. Esto es la fe, con todas las expresiones que son descritas detalladamente en la Encíclica.

*****

Volviendo al editorial del 7 de julio, usted me pregunta también cómo se entiende la originalidad de la fe cristiana, centrada precisamente en la encarnación del Hijo de Dios, con respecto a otras religiones que se basan, en cambio, en la trascendencia absoluta de Dios.
La originalidad –diría yo– estriba precisamente en el hecho de que la fe nos hace participar, en Jesús, en la relación que Él tiene con Dios, que es Abbá y, a partir de ahí, en la relación que Él establece con los demás hombres, incluso con los enemigos, bajo el signo del amor. Con otras palabras, la filiación de Jesús, tal como nos la presenta la fe cristiana, no ha sido revelada para crear una separación insuperable entre Jesús y todos los demás, sino para decirnos que, en Él, todos estamos llamados a ser hijos del único Padre y hermanos entre nosotros. La singularidad de Jesús es para la comunicación, no para la exclusión.
Ciertamente, de aquí se sigue también –y no es algo banal– esa distinción entre la esfera religiosa y la esfera política que expresa la frase “dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, afirmada claramente por Jesús, y sobre la cual, no sin dificultad, se ha construido la historia de occidente. La Iglesia, de hecho, está llamada a esparcir la levadura y la sal del Evangelio, es decir, el amor y la misericordia de Dios, que son para todos los hombres, indicando la meta ultraterrena y definitiva de nuestro destino, mientras que a la sociedad civil y política le corresponde la ardua tarea de organizar y encarnar en la justicia y en la solidaridad, en el derecho y en la paz, una vida cada vez más humana. Vivir la fe cristiana no significa huir del mundo o buscar una cierta hegemonía, sino servir al hombre, a todo el hombre y a todos los hombres, a partir de las periferias de la historia, teniendo despierto el sentido de la esperanza, que impulsa a hacer el bien a pesar de todo y mirando siempre más allá.
Usted me pregunta también, como conclusión del primer artículo, qué decir a los hermanos judíos sobre la promesa que Dios les hizo: ¿ha sido retirada definitivamente? Se trata de una cuestión –créame– que nos interpela radicalmente, como cristianos, que con la ayuda de Dios, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II, hemos descubierto que el pueblo judío sigue siendo, para nosotros, la raíz santa de la que brotó el retoño de Jesús. También yo, que he cultivado amistad durante todos estos años en Argentina con los hermanos judíos, muchas veces he interrogado a Dios en la oración, especialmente cuando me venía a la mente el recuerdo de la terrible experiencia de la Shoah. Lo que le puedo decir, con el Apóstol Pablo, es que la fidelidad de Dios a la alianza establecida con Israel no ha fallado y que, en las terribles pruebas de estos siglos, los judíos han mantenido su fe en Dios. Y esto, nunca se lo agradeceremos suficientemente como Iglesia, pero también como humanidad. Además, perseverando en la fe en el Dios de la alianza, nos recuerdan a todos, también a nosotros cristianos, que estamos siempre a la espera, como peregrinos, del regreso del Señor y que, por tanto, siempre debemos estar abiertos a Él y nunca conformarnos con lo que ya hemos conseguido.
Paso ahora a las tres preguntas que me planteó en el artículo del 7 de agosto.
Me parece que, en las dos primeras, usted desea comprender la actitud de la Iglesia con los que no comparten la fe en Jesús. En primer lugar, me pregunta si el Dios de los cristianos perdona a quien no cree y no busca la fe. Partiendo de que la misericordia de Dios no tiene límites –que es lo más importante– si acudimos a él con corazón sincero y contrito, la cuestión para quien no cree está en obedecer a la propia conciencia. Hay pecado, también para quien no tiene fe, cuando se va contra la conciencia. Escucharla y obedecerla significa, de hecho, decidirse frente a lo que se percibe como bueno o como malo. Y en esta decisión se juega la bondad o la maldad de nuestras acciones.
En segundo lugar, me pregunta si pensar que no hay nada absoluto y, por tanto, tampoco una verdad absoluta, sino sólo una serie de verdades relativas y subjetivas, es un error o un pecado. Para empezar, no hablaría, ni siquiera para quien cree, de verdad “absoluta”, si se entiende absoluto en el sentido de inconexo, que carece de cualquier tipo de relación. Para la fe cristiana, la verdad es el amor de Dios por nosotros en Jesucristo. Por tanto, ¡la verdad es una relación! De hecho, todos nosotros captamos la verdad y la expresamos a partir de nosotros mismos: desde nuestra historia y cultura, desde la situación en que vivimos, etc. Eso no quiere decir que la verdad sea variable y subjetiva, todo lo contrario. Más bien indica que se nos da siempre y sólo como camino y vida. ¿No dijo el mismo Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”? Con otras palabras, la verdad, siendo, en definitiva, una sola cosa con el amor, requiere humildad y apertura para buscarla, acogerla y expresarla. Por tanto, es necesario ponerse de acuerdo en los términos, y quizás, para salir de los atolladeros de la contraposición… absoluta, replantear en profundidad la cuestión. Creo que esto es totalmente necesario hoy para entablar el diálogo sereno y constructivo que proponía al principio de mis reflexiones.
En la última pregunta me plantea si, con la desaparición del hombre sobre la tierra, desaparecerá también el pensamiento capaz de pensar a Dios. Ciertamente, la grandeza del hombre radica en su capacidad de pensar a Dios. Es decir, en la capacidad de vivir una relación consciente y responsable con Él. Pero la relación se da entre dos realidades. Dios –así lo veo yo y así lo experimento, y son muchos los que, ayer y hoy, lo comparten– no es una idea, por muy alta que sea, fruto del pensamiento humano. Dios es una realidad con “R” mayúscula. Jesús nos lo revela –y vive la relación con Él– como un Padre de bondad y misericordia infinita. Dios no depende, por tanto, de nuestro pensamiento. Además, incluso si acabase la vida humana sobre la tierra –y para la fe cristiana, en todo caso, este mundo tal como lo conocemos está destinado a desaparecer–, el hombre no dejaría de existir ni tampoco, aunque no sabemos bien cómo, el mundo creado con él. La Escritura habla de “cielos nuevos y tierra nueva” y afirma que, al final, en un lugar y en un tiempo que están más allá de nosotros, pero que en la fe anhelamos expectantes, Dios será “todo en todos”.
Estimado Dr. Scalfari, concluyo aquí estas reflexiones, suscitadas por lo que ha tenido a bien comunicarme y plantearme. Recíbalas como un intento de respuesta provisional, pero sincera y confiada, a la invitación que le he hecho de recorrer juntos parte del camino. La Iglesia, créame, a pesar de todas sus parsimonias, infidelidades, errores y pecados que puede haber cometido y que todavía hoy puede cometer en quienes la forman, no tiene otro sentido y finalidad que vivir y dar testimonio de Jesús: Él que ha sido enviado por el Abbá “a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18-19).
Con fraterna cercanía,
Francisco



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Zygmunt Bauman, 1925-2017, hablando de la falta de diálogo en nuestro tiempo



Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista, polaco, de origen judío, fallecido el 9 de enero pasado. 

Habló de la falta de diálogo en nuestro tiempo. Aquí un extracto de sus declaraciones en la entrevista que concedió a libreriamo.it, el 27 de junio de 2014.

…Nunca en la historia humana hubo tanta comunicación como hoy, pero esta comunicación no desemboca en el diálogo, que es el desafío cultural más importante de nuestro tiempo. Nadie realmente habla.
…Nos comunicamos en cajas de resonancia, volviendo a escuchar nuestras propias palabras.
…En realidad, nadie habla hoy, porque hablar es hablar con alguien que tiene ideas diferentes a las nuestra, conlleva el riesgo de equivocarse. El único ejemplo de diálogo en nuestro tiempo es el Papa Francisco, que quiso dar su primera entrevista a un periodista abiertamente ateo, Eugenio Scalfari. 
…existe una inseguridad hacia el miedo existencial, es una idea que está en todas partes. Nos priva de un puerto seguro. El mundo globalizado es multicéntrico, millones de acontecimientos y decisiones espontaneas puede cambiar nuestras vidas a una gran velocidad.

A continuación el texto completo publicado en nuestro idioma por http://ssociologos.com/2014/07/17/zygmunt-bauman-facebook-esta-basado-en-el-miedo-estar-solo/

 Zygmunt Bauman: “Facebook está basado en el miedo a estar solo”
julio 17, 2014 by Ssociólogos 30 Comments
“El imperio fundado por Mark Zuckerberg, está sustentado por el miedo de estar solo. Pero el único que habla realmente es el Papa Francisco”  Afirma el sociólogo Zygmunt Bauman en Lignano Sabbiadoro, protagonista de la XXX edición de Premio Hemingway.,  que lo incluye entre los ganadores de la categoría “Aventura del pensamiento”, junto con Abraham Yehoshua, Alice Albinia y Guido Guidi.
El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha ganado  50,000,000,000$ con su empresa, centrándose en nuestro miedo a la soledad, eso es Facebook”, esta es la reflexión sobre el rol de las redes sociales en la vida moderna del sociólogo Z. Bauman. “Nunca en la historia humana hubo tanta comunicación como hoy pero esta comunicación no desemboca en el diálogo, que es el desafío cultural más importante de nuestro tiempo. Nadie realmente habla. En Facebook jamás puede suceder que alguien se sienta rechazado o excluido. Siempre, veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, habrá alguien dispuesto a recibir un mensaje o a responderlo”
Bauman menciona un capítulo del ensayo del sociólogo y periodista bielorruso Evgenij Morozov, La ingenuidad de la red, titulado “Por qué la KGB quiere que te inscribas en Facebook”: “Millones de usuarios de Facebook corren carreras para hacer públicos los aspectos más íntimos y por lo tanto más inaccesibles de sus propias intimidades –dice Bauman-. Y no sólo eso: de tus propias relaciones sociales, de sus propios pensamientos. Las redes sociales son el terreno de una forma de vigilancia voluntaria, hecha en casa, preferible a las agencias especializadas en las que operan profesionales del espionaje.”
Nos comunicamos en cajas de resonancia, volviendo a escuchar nuestras propias palabras.
Ejemplo de dialogo: El papa Francisco.
En realidad, nadie habla hoy, porque hablar es hablar con alguien que tiene ideas diferentes a las nuestra, conlleva el riesgo de equivocarse. El único ejemplo de diálogo en nuestro tiempo es el Papa Francisco, que quiso dar su primera entrevista a un periodista abiertamente ateo, Eugenio Scalfari . 
El miedo es la palabra clave en los últimos años, según Bauman, “existe una inseguridad hacia el miedo existencial, es una idea que está en todas partes. Nos priva de un puerto seguro. El mundo globalizado es multicéntrico, millones de acontecimientos y decisiones espontaneas puede cambiar nuestras vidas a una gran velocidad.
Por otra parte, hoy en día, nadie es capaz de controlar los eventos que se cruzan en el mundo y sus consecuencias. Tampoco la política, se encuentra muy impotente, porque el principio de la soberanía territorial de hoy es una ilusión y los gobiernos del mundo globalizado ya no se controlan ese poder, es más, incluso no se pueden defender de ese poder.  El verdadero problema es que ninguna institución en el mundo es capaz de cumplir con el principio de interdependencia, la estructura del mundo ya no es regulada. 
Traducción del castellano al italiano de la entrevista en libreriamo.it. En caso de republicar, citar Ssociólogos como fuente.

sábado, 14 de enero de 2017

Amigos solidarios, amigos argentinos

Hablando de solidaridad -en Anomia boba en Argentina: acerca de Caperucita Roja, el lobo feroz y la confianza rota-, aquí un meme famoso, sobre el amigo argentino, que nos pinta como somos.
No más al toque, nombro amigos, todos tal cual nos describen-, Felipe, Carlos -aparecen en el post SUAVE EN MI MENTE, en GustavoFranciscoDeFilippis.blogspot.com-, Mirta, Elsie, Alicia, Camila, Roberto, Nora, Jorge, con ellos me he comunicado esta semana, la lista sigue...

Aquí en la publicación de lavoz.com.ar página que invitamos a visitar

Por Andrés Blanco
 
La web estadounidense Matador Network publicó una traducción del conocido meme y el contenido se viralizó por Facebook. Si no lo conocés, leelo en esta nota.
La web Matador Network publicó hace algunos días un conocido meme que habla sobre la amistad y que menciona a los argentinos. El contenido se viralizó por las redes. Desde el sitio aclararon que han intentado, sin éxito, encontrar al autor del texto. “Si alguien lo conoce, por favor háganoslo saber”, concluye.
El texto completo
  • Un amigo es alguien que nunca te pide comida. Un amigo argentino es la razón por la que organizas una comida.
  • Un amigo te pregunta cómo estás. Un amigo argentino te dice que te ves bien, te abraza y te besa.
  • Un amigo puede que nunca te haya visto llorar. Un amigo argentino ha llorado contigo decenas de veces.
  • Un amigo te manda flores y una tarjeta cuando estás internado en el hospital. Un amigo argentino se queda a dormir en una silla, a tu lado.
  • Un amigo te pide algo prestado y te lo devuelve a los dos días. Un amigo argentino te pide algo prestado y a la semana se olvida que no es suyo.
  • Un amigo te ofrece el sofá para que duermas. Un amigo argentino te presta su cama, se acuesta en el suelo... y no te deja dormir en toda la noche porque se queda conversando contigo.
  • Un amigo sabe unas cuantas cosas acerca de ti. Un amigo argentino podría escribir un libro con las cosas que le has contado y las que él te ha contado a ti.
  • Un amigo te lleva aspirina cuando estás resfriado. Un amigo argentino te hace una sopa de pollo y los remedios caseros que le enseñó su abuela.
  • Un amigo toca a tu puerta para que le abras. Un amigo argentino abre la puerta, entra y después te dice: “¡Llegué loco!”.
  • Un amigo te pide que le hagas un café. Un amigo argentino pasa a la cocina y agarra la cafetera, y hasta puede que le pida azúcar a una vecina si no tenés.
  • Un amigo te invita a comer una semana antes y pide que le confirmes si vas a ir. Un amigo agentino te llama en cualquier momento y te dice: "En cinco minutos tiro la carne a la parrilla, traéte un vino...".
  • Un amigo, si vas a verlo a su oficina te presenta con tu nombre y apellido. Un amigo argentino llama al compañero de oficina y le dice: "Máquina, esta fiera es mi hermano".
  • Si estás pasando por un mal momento, un amigo dice: "no te llamé por un tiempo, para no molestar...". Un amigo argentino te llama a cada rato diciendo: "Boludo, lo que necesités, avisá...".
  • Un amigo puede serlo por un tiempo…Un amigo argentino es para toda la vida.
  • Agradezco ser argentino y que mis amigos también lo sean.

miércoles, 11 de enero de 2017

Algo más del amigo argentino



La nota de La Voz -no olviden visitarla- continúa:
Un usuario, evidentemente no argentino, comentó:
“Se olvidaron que los amigos argentinos suelen llegar tarde. El resto de los amigos seguramente llegarán más o menos a tiempo”.
Puede que tenga razón, pero como dice el texto, “¡agradezco ser argentino!”.
¿Conocías este meme? ¿Te parece que nos representa como argentinos?

Por Andrés Blanco @andblanco
Periodista multimedia. Productor de contenidos audiovisuales.

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Tu aporte está incompleto para describirnos. Y si tienes amigos argentinos te has olvidado como terminamos las reuniones.
Si haces una reunión y la programas a las 20, a los argentinos les dices a las 19, y a los demás a las 20, como para que lleguen todos en horario.
Un amigo llega en horario a la reunión y se marcha a una hora prudente. Un amigo argentino llega tarde y cuando se van todos, sin dejar de hablar y bromear, te ayuda con la vajilla, el aseo de la casa, se sienta contigo a tomar mate o vino, lo que dé, comparte alegrías, penas y el saldo de lo acontecido, y se va de madrugada o espera el amanecer para desayunar contigo. Esto es lo que vivo con mis amigos, argentinos todos nosotros.